La Causa
En los análisis situacionales realizados, dos factores claves limitan a las organizaciones rurales e indígenas de Mesoamérica alcanzar sus objetivos fundamentales:
En un contexto cambiante, con influencias externas y contingencias internas, no solo han ido perdiendo el ímpetu sino también han ido postergando u olvidando los ideales a partir de los cuales se constituyeron.
Se están transformando en organizaciones con estructuras jerárquicas circulares en proceso de envejecimiento.
Se requiere asegurar un relevo generacional dinámico, preparado para analizar y entender la evolución de las sociedades, con cualidades de liderazgo capaz de emprender, sumar y movilizar a sus pueblos.
El Reto
El reto que enfrentan las organizaciones indígenas y comunitarias es complejo.
Las organizaciones apuestan a la formación de grupos de mujeres y hombres de los que surgen muchas voces dominantes, que mantienen la esencia de su identidad, con conocimientos y empatía, contrario a los enfoques tradicionales proclives a la configuración de líderes –caudillos inamovibles o figuras investidas de autoridad- y de liderazgos centralistas o piramidales.
El desafío, por tanto, es trabajar a sus miembros, no para que aprendan mecánicamente sobre un tópico o un modelo de comportamiento, sino para que se reconozcan, se re-construyan y puedan fundamentar su conducta desde un enfoque dialéctico y efectivamente comunitario.
Hasta ahora los requerimientos de educación y formación han estado en manos de centros especializados que, aun cuando han hecho cambios en su enfoque pedagógico y metodológico, siguen realizando estos procesos abstraídos del contexto en el que los-las participantes se desarrollan y/o van a intervenir. El esquema de capacitación mantiene la implementación de:
La Diferencia de la Escuela Mesoamericana de Liderazgo de la AMPB
Con esta realidad como premisa, a través de la AMPB como plataforma común de acción de estas organizaciones, se dio vida a la Escuela Mesoamericana de Liderazgo que ejecuta un programa específico con los-as jóvenes, que se caracteriza por la implementación de procesos vinculados a la praxis y al pensamiento libre.
La Escuela, de carácter itinerante, va de un país a otro, de una realidad a otra, de experiencia en experiencia y se establece en las comunidades, donde se analizan las prácticas de las organizaciones en el ámbito político, organizativo, empresarial e institucional, ambiental y su impacto local.
Propone un modelo de formación continua con grupos permanentes (hasta por dos años). La apuesta pedagógica y filosófica de implementación del programa se sustenta en la metodología de Educación Popular y la Pedagogía de la Alternancia.
En su conjunto, el proceso está orientado a propiciar un desarrollo en espiral del conocimiento en una amplia base de jóvenes y líderes que reflexionan y se alistan para entender las relaciones y la causalidad, replantearse el mundo donde viven, entender y defender la vida propia, la vida de sus comunidades y la vida del entorno, como un todo concatenado.